martes, 8 de mayo de 2012

Día de la Madre


El primer fin de semana de mayo se celebra  el día de la madre. Tenemos la costumbre de darle un regalo a las madres, pero mucho mejor si lo realizan los propios niños .Por eso en este blog te proponemos diferentes manualidades:


Tarjetas: busca papeles de colores, tijera y pega; escoge el diseño que más te gusta y sigue este ejemplo para crear una tarjeta. Cuando esté lista escribe un mensaje.




Portarretrato: con palitos de madera crea un portarretrato, píntalo y coloca una foto en la que estés junto a tu madre.


Latas porta obsequio:
Materiales:
Una lata vacía
Pegamento
Papel de colores
Tijera
Una cinta para el lazo
Botones, ojos móviles y accesorios para decorar
Paso a paso:
Para hacer un porta obsequios precisarás una lata limpia y vacía. Retira la tapa y cubre todo el exterior con una hoja de papel de un color liso, pegando bien la hoja.
Luego forma todas las figuras que quieras, como las flores, la estrella, el niño o el pez. Estas figuras tendrás que hacerlas en el papel de colores. Pega las figuras en el exterior de la alta. Puedes darle los toques decorativos con botones y ojos móviles.
Para hacer la tapa decorativa, apoya la lata, boja abajo, sobre una hoja de papel de un color bien bonito, luego marca la hoja de papel, doblándola hacia arriba y dejándola con forma de círculo. Luego colócala sobre la lata y asegurala con un lazo hecho con la cinta.






miércoles, 2 de mayo de 2012

Día del trabajador!

Hola bloggeros!!! Como sabemos, ayer día 1 de Mayo se celebró el día del trabajador. Este día es un día importante que los alumnos de nuestros colegios deben conocer. Para trabajar este día con los alumnos, proponemos que sean los mismos padres los que vayan al colegio y hablen sobre sus trabajos. Previamente el profesor/profesora, contará a los alumnos de donde proviene este día y porqué es tan importante celebrarlo.
Dejamos aquí un cuento donde se puede observar claramente el esfuerzo y que sería una buena idea para contarle a los más pequeños este día:

El buey trabajador
 
En un hermoso establo de la estepas vivían juntos un buey y un burro. Mientras el burro flojeaba casi todo el día y se limitaba a transportar muy de vez en cuando a su amo, el buey vivía jornadas agotadoras de esfuerzo: labraba la tierra, llevaba en su lomo pesadas cargas y hasta tenía que ayudar a sacar el agua de una noria. Una tarde llegó muy cansado al establo, comió una abundante ración de paja, bebió agua suficiente y empezó a quedarse dormido cuando de repente se sobresaltó.
—¿Qué te pasa? —le preguntó el burro.
—Acabo de recordar que mañana tengo que levantarme muy temprano, pues debo ayudar a labrar el gran terreno que hay pasando la laguna, y ya no aguanto la fatiga —respondió el buey.
—No te preocupes, yo voy a enseñarte cómo puedes quedar libre de ese trabajo — dijo el burro.
—¿Cómo?
—Es muy fácil. Mañana, cuando el patrón venga por ti comienza a caminar sólo sobre tres patas. El amo creerá que tienes lastimada la cuarta y te dejará descansar todo el día —explicó el habilidoso jumento.
Aquella noche el buey no logró conciliar el sueño pensando qué hacer al día siguiente. Así vio ocultarse la luna y salir el sol. Si ya de por sí estaba cansado, ahora tenía todavía menos energías.
El gallo cantó y el patrón de los animales se acercó al establo para despertar al buey. Siguiendo los malos consejos del burro, cuando éste se incorporó hizo como que cojeaba. El dueño del establo lo vio con detenimiento y le dijo:
—Mmm… creo que has estado trabajando de más estas semanas y haré venir al veterinario para que te revise esa pata. Pero el terreno que hay pasando la laguna no puede quedarse sin labrar… ¡Ya tengo la solución! En esta ocasión serás tú quien me ayude —dijo mirando al burro.
Espantado por la perspectiva de trabajar todo un día el burro pegó un rebuzno que se oyó muy lejos y cuando recuperó la compostura se dirigió al amo:
—Patrón, patrón, el buey no está enfermo de la pata, yo le aconsejé que mintiera para no ir a trabajar —le explicó.
—¿De manera que le estuviste dando malos consejos para que sea igual de flojo que tú? —comentó el amo y se quedó pensando un largo rato.
Ambos animales esperaban temerosos la decisión de su dueño hasta que éste finalmente habló.
—Bueno, los dos podrían merecer una buena paliza por mentirme. Pero he tomado otra decisión. Tú, buey, te has esforzado más de lo que puedes y mereces un descanso. Y tú, burro, necesitas hacer algo por cambiar de vida. Así que mientras el buey toma unas vacaciones me ayudarás a labrar la tierra —comentó.
—¿Y cuando terminen las vacaciones? —cuestionaron los animales a coro.
—Entonces todos los días iremos los tres a labrar para conocer juntos la alegría del esfuerzo.