Hola bloggeross!
En Educación Infantil es conveniente trabajar con los alumnos/as diferentes valores (aprender a ser persona, a tomar decisiones, a convivir...). Hoy, hemos pensado fomentar la convivencia en el aula, pues consideramos muy importante que los niños/as aprendan a conocer a los demás compañeros. Además, la convivencia es necesaria para que exista un buen clima en el aula.
Por ello, con el objetivo de romper inhibiciones y facilitar los acercamientos entre los miembros de un grupo, proponemos la siguiente actividad:
El profesor/a se colocará con sus alumnos/as a modo de asamblea, les leerá el cuento que a continuación adjuntaremos y por último, todos juntos reflexionarán sobre este, contestando a una serie de cuestiones.
EL PEZ ARCOÍRIS
En alta mar, en un lugar muy muy lejano,
vivía un pez. Pero no se trataba de un pez cualquiera. Era el pez más
hermoso de todo el océano. Su brillante traje de escamas tenía todos los
colores del arco iris.
Los demás peces admiraban sus preciosas escamas y le llamaban “el pez Arcoíris”.
¡Ven, pez Arcoíris! ¡Ven a jugar con nosotros! –le decían. Pero el
pez Arcoíris ni siquiera les contestaba, y pasaba de largo con sus
escamas relucientes.
Pero un día, un pececito azul quiso hablar con él.
¡Pez Arcoíris, pez Arcoíris! –le llamó- Por favor, ¿me regalas una
de tus brillantes escamas? Son preciosas, ¡y como tienes tantas . . . ¡
¿Qué te regale una de mis escamas? ¡Pero tú qué te has creído! –Gritó enfadado el pez Arcoíris- ¡Lárgate, fuera de aquí!
El pececito azul se alejó muy asustado. Cuando se encontró con sus
amigos, les dijo lo que le había contestado el pez Arcoíris. A partir de
aquel día nadie quiso volver a hacerle caso, y ya ni le miraban; cuando
se acercaba a ellos, todos le daban la espalda.
¿De qué le servían ahora al pez Arcoíris sus brillantes escamas, si
nadie le miraba? Ahora era el pez más solitario de todo el océano. Un
día, Arcoíris le preguntó a la estrella de mar:
¡Con lo guapo que soy. . .! ¿Por qué no le gusto a nadie?
No lo sé –le contestó la estrella de mar-. Pregúntale al pulpo
Octopus, que vive en la cueva que hay detrás del banco de coral. A lo
mejor él tiene la respuesta.
El pez Arcoíris encontró la cueva. Era tan oscura que casi no se
veía nada. Pero, de pronto, en medio de la oscuridad, se encontró con
dos ojos brillantes que lo miraban.
Te estaba esperando –le dijo Octopus con una voz muy profunda-. Las
olas me han contado tu historia. Escucha mi consejo: regala a cada pez
una de tus brillantes escamas. Entonces, aunque ya no seas el pez más
hermoso del océano, volverás a estar muy contento.
Pero . . . Cuando el pez Arcoíris quiso contestarle, Octopus ya había desaparecido.
“¿Qué regale mis escamas? ¿Mis preciosas escamas brillantes? –pensó
el pez Arcoíris, horrorizado. ¡De ninguna manera! ¡No! ¿Cómo podría ser
feliz sin ellas?”
De pronto, sintió que alguien le rozaba suavemente con una aleta. ¡Era otra vez el pececito azul!
Pez Arcoíris, por favor, ¡no seas malo! Dame una de tus escamas
brillantes, ¡aunque sea una muy, muy pequeñita! El pez Arcoíris dudó por
un momento. “Si le doy una escama brillante muy pequeñita –pensó-,
seguro que no la echaré de menos.”
Con mucho cuidado, para no hacerse daño, el pez Arcoíris arrancó de su traje la escama brillante más pequeña de todas.
¡Toma, te la regalo! ¡Pero ya no me pidas más! ¿eh?
¡Muchísimas gracias! –contestó el pececito azul, loco de alegría-.
¡Qué bueno eres, pez Arcoíris! El pez Arcoíris se sentía muy raro.
Siguió con la mirada al pececito azul durante un buen rato, viendo cómo
se alejaba, haciendo zigzags, y deslizándose como un rayo en el agua con
su escama brillante.
Al cabo de un rato, el pez Arcoíris se vio rodeado de muchos otros
peces que también querían que les regalase una escama brillante. Y,
¡quién lo iba a decir! Arcoíris repartió sus escamas entre todos los
peces. Cada vez estaba más contento. ¡Cuánto más brillaba el agua a su
alrededor, más feliz se sentía entre los demás peces!
Al final, sólo se quedó con una escama brillante para él. ¡Había
regalado todas las demás! ¡Y era feliz! ¡Tan feliz como jamás lo había
sido!
¡Ven pez Arcoíris, ven a jugar con nosotros! –le dijeron todos los peces.
¡Ahora mismo voy! –les contó el pez. Arcoíris, y se fue contentísimo a jugar con sus nuevos amigos.
Cuestiones.
1- ¿Por qué el pez arcoíris se quedó sin amigos?
2- ¿Cómo se sintió luego?
3- ¿De qué forma solucionó ese problema?
4- ¿Por qué el pez arcoíris quedó contentísimo?
5- Nombrá acciones, actitudes o palabras que hacen que uno se quede con pocos amigos.
6- Nombrá acciones, actitudes o palabras que ayuden para tener una mejor relación con tus compañero.
Un saludoooo.
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